Conjugaciones

     Soy yo, eres tú, somos todos. Estamos aquí por un motivo común y peculiar. Queremos, quiero, quieres: el mundo a tus pies y jamás estar debajo del pie de un inmundo. 
  Vives, vivo, vivimos: acoplándonos a los sistemas, rechazando lo improductivo y generando quejas. Estoy, estás, estamos: apretados en una vida que no dice cuando acaba. 
      Debes, debemos, debo: aceptar a las personas con su estilo asumiendo un puesto de estilistas profesionales para el corte perfecto. Eres, soy, somos: una pila de corazones que laten sin cesar y decimos adiós cuando la muerte nos separa. 
     Decimos, digo, dices: lo que piensas cuando quieres, sino explotas, suprimes, degradas ideas que nacieron para volar. Escribo, escribes, escribimos: con la finalidad de soltar letras que se aprisionen en el cerebro y algún día serán leídas. 
     Leemos, lees, leo por la simple y explícita necesidad de placer.

Mi mente con tu pensamiento

Quédate así, quietecita. Sentada, con la mirada perdida. Sin pestañar. Con una sonrisa en el rostro y pensando en mí. Sí. No te queda de otra. Quiero que me imagines y recuerdes con toda libertad. 
       
Traer mi presencia y que eso te pinte las mejillas de rosa. Sales del trance y ríes con ternura. Miras al suelo. Giras la cabeza a los lados ¿Nadie te vio? Igual no te preocupa.  
     
Caminas un poco. Tomas un vaso de agua. Vuelves a sonreír porque regresé a tu mente. De ahí a tu corazón, es un camino largo. Quiero recorrerlo de la mano contigo. Guíame para no perderme. Puedes imaginarme cerca, tanto como gustes.

     ¿Qué más da? Ya caí en la red. Conoces mis sentimientos y eso te hace dar ligeras vueltas por el pasillo. No caminas en las nubes, pero se asemeja el sentimiento. Vas a la cama. Abrazas una almohada y sonríes. Ahí estará de nuevo mi recuerdo. Pues que se quede.

Puedes tenerme cuanto gustes. Cierras los ojos para concentrarte en recrear lo vivido. Tardas unos minutos para enfocar las imágenes y finalmente lo logras.

De pronto escuchas un sonido. No lo reconoces de inmediato. Crees que ya estás soñando. No, es verdad, lo oyes. Abres los ojos y extiendes el brazo. Tomas el celular y ves un mensaje: mío. Sonríes antes de leer, suponiendo mis palabras. Pulsas el botón, visualizas el contenido y la expresión de tu rostro se endurece. Vuelves a cerrar los ojos y ruedan una lágrima hasta tu oído. De verdad ¡lo siento mucho!






La mata del descaro

      Lo admito y otras que se ofendan. No me duele, ni me molesta. Así como llegó se puede ir, por la misma puerta. Caballero de armadura oxidada a mí ni un músculo me tiembla, porque no miento tampoco lo niego, sólo lo paso de largo y te hago tan feliz que ni te interesas por preguntar. Y ahora, porque soy mujer ¿te molestas? 

A mí no me vengas con flores, porque es un daño cortarlas y pronto se marchitan. Los regalos sobran. Lo tengo todo. No es material lo que quiero. Tú lo sabes.

Los aspirantes, pobrecitos. Cuando aceptaron a la mata del descaro fue porque de sus frutos comieron, ahora no se declaren alérgicos. No reclamen, ni se pongan intensos. 

Hazme el favor, tú ya te sabías el cuento. ¿Cuál es el problema si sólo me fijé en ti? Reías y disfrutabas. Mis amigos no serían los tuyos y menos compartimos unos “nuestros”. Era el trato. Si te atreviste ¡plomo! Asumiste este barranco cuesta arriba -y no fue engaño- Si te compartes tú ¿por qué no hacerlo yo?

No sabías y tampoco hiciste el esfuerzo por averiguarlo. Nadie por desamor se ha muerto. Si soy la mata del descaro, de eso no me arrepiento. Así me quieren: él, el otro y toda una lista. Cuando quieras te los presento. Hacerme lo mismo a mí es posible, no lo pongo es duda, pero algo sí te aseguro: eso no me sacará arrugas.


P.D: La musa se activó viendo una villana de novela