Vestidos del ánimo






            Cada día es diferente, aunque para algunas sea lo contrario y todas las semanas parezcan las mismas. Es cierto, hay momentos en los que sufrimos un deja vù y creemos haberlo vivido antes. La diferencia está en lo que llevamos puesto. La ropa, la cartera, los zapatos y hasta el forro del iPhone. Pues sí, ahí se evidencia el nivel de nuestro ánimo, que puede medirse del uno al diez. 


           Algo sencillo y poco extravagante denota un cinco. La perfecta combinación de colores puede calificar en un siete. También podemos bajar al tres con un simple jean y una franela o acaparar el diez con tacones, blusa y la perfecta cartera. Así funciona la mitad del mundo femenino que se llena de frivolidades y apariencias. 


             El resto se complementa con la actitud. El ánimo puede usar el vestido de la risa, las palabras fluidas y el amable tono de voz. La atención sería una especie chaqueta que siempre te debes poner, pero cuando la depresión te ataca sueles dejarla colgadita en casa. 


         Cada personalidad tiene un closet distinto y ni hablar de su sentido de la moda. Lo importante es vencer la flojera y como diría la pequeña Mafalda “hay que juntar valor para bajar a este mundo”.  Sin embargo, cuando el ánimo está en sus niveles más bajos puede valerse de las dos cosas para brillar. Ropa y simpatía harían la pareja perfecta para ser usada en casos de emergencia.