Se me hace difícil describir cuánto valor puede tener algo que está escrito, y a su vez impreso. Pocos son quienes tienen ese amor por las letras. Unos cuantos logran apreciarlas como merecen. En este caso, mucho de lo que se imprime cuesta: creatividad, dinero, esfuerzo. Algunos, pueda que no valgan el detalle. Aún así, colecciono la mayoría de los escritos que logran impactarme, y sino, al menos los reciclo. No los boto sin segundas oportunidades.
Me cuesta con demasía, deshacerme de los papeles que otros llaman “basura”. No saben lo que dicen. Sé que no todo lo impreso es fruto de un trabajo para conservarlo. Estoy clara por ahí. Aún así, trato de reunir lo que realmente tenga un plus, digno de compartir con el pasar de los años.
Es terrible ver como los periódicos y las revistas, que representan una ardua labor de profesionales en diferentes áreas, terminan bajo las patas de los animales domésticos y, en el peor de los casos, son el mantel de sus necesidades fisiológicas ¡Dios! Qué terrible es visualizar tu nombre, bajo semejante desecho ¿quién habrá sido el de la idea?
Sin embargo, no culpo al resto de la humanidad que no está involucrada con impresos. Ellos pueden sentirse aliviados de botar cuanta revista vieja tengan en casa. Quizás sus exigencias vayan mucho más allá de una edición especial que reúna, por ejemplo, los avances tecnológicos de la ciencia en 100 páginas, o los 50 años de existencia de un magazine de modas, bien podría ser las entrevistas a 10 personas más influyentes de la década o un folleto con las piezas del arte POP. Ese es su problema, allá ellos.
Cualquier material que nosotros -porque sé no soy yo solamente- sepamos cuánto esfuerzo lleva y queramos mostrar un poquito de respeto, es válido guardarlo como recuerdo. Realmente, sería terrible que un periodista, quien en muchos casos suda la frente para estampar cada marca en un trozo de papel, no lo tome en serio.
Posiblemente haya opción de pensar que los clasificados son para el perro, los encartados de ferreterías, eso. La lista de jubilados, el resultado de la lotería y hasta las páginas de sociales, úsenlo para cualquier cosa.
Posiblemente haya opción de pensar que los clasificados son para el perro, los encartados de ferreterías, eso. La lista de jubilados, el resultado de la lotería y hasta las páginas de sociales, úsenlo para cualquier cosa.
Queda: resignación. Es posible que cometa un grandísimo error y mi biblioteca se convierta en un almacén de "desechos", como suelen decirme. Sólo sé que cuando quiera poner como ejemplo algo de ese folleto “de mano en mano”, el reportaje especial, la invitación a una obra, lo voy a tener guardado y lo habré conservado tan intacto como se pueda.
2 comentarios:
Interesante...
En lo particular, ése valor del que hablas de lo doy a los libros, pues a veces aun siendo tan pequeños, para mí valen su peso en oro.
Y sigue defendiendo lo que te gusta, eso está muuuy bien. Si para ti no son desperdicios, eso es lo que realmente importa. Al final, son tuyos ¿no? :)
Un abrazo CH10 fue un placer pasar por aquí. Ya sabes dónde encontrarme ;)
CH10!!!
Libros, el olor a libro es un aroma incomparable...magia.
Cuando quieras date una pasada por aquí, te debo una visita .)
Publicar un comentario