Aprender a vivir con la pelona

     La muerte ha estado muy cerca de mí en algunos días, aunque a muchos esto le parezca creepy. A diario la he mencionado o he pensado en ella con frecuencia. A pesar de no sentir peligro alguno, sé que está ahí. 

Pensar en ello es bastante crudo, pero que alguien me diga cómo no hacerlo si veo la serie LOST,  donde alguien muere en cada capítulo. También en la vida real las buenas personas nos dicen adiós, como El Sabio profesor Víctor Gil, ayer estaba bien y mañana no, y todos lo sentimos mucho.

Luego en las películas donde veo a una niña de 14 años morir por culpa de un enfermo mental (Lovely Bones) y después me encuentro con Remember Me, cuyo final no voy a contar porque vale la pena descubrir el detalle. Las noticias diarias y fotos de periódico (en la morgue) Fatal. 

             

Es así como entiendo que ahí ha estado, está y estará siempre: la muerte. Sin culpables ni razones. Muchos pensamos en ella durante bastante tiempo y nos duele. La hemos tenido cerca y nos asusta. 

Sé que soy cruel por pensar de esa manera, aún así me frustro por no poder hacer nada para cambiar el destino, tenemos que asumirlo. 

             

Ahí nace la pregunta ¿y si mientras dormimos nos da un ataque al corazón? ¿Qué pasa después? o si en un caso vamos por la calle y nos atropella un carro -ese es uno de mis miedos más grandes- Y ¿entonces? Debemos resignarnos a no culpar a la muerte y sólo seguir asumiendo la realidad, sin dejar de llorar o aguantando el llanto.

Nadie puede revertir su efecto, la muerte está y La Pelona no masca para pasar factura. Lo que nos queda es hacernos panas del tiempo para que extienda sus efectos y tener mucho coraje para mirar al horizonte dando gracias por estar vivos.

Para remate, hace días leí esto en un post:

" Manda a la mierda a la muerte. Que sea ella la que se preocupe por no poderte llevar y no seas tú ... la que se preocupe porque ya te va a llevar"