Tiene su estilo, tiene su huella. El aderezo particular mejor conocido en los profundos suburbios como "eso" ¡Ja! Casi como un paranpanpan de cubitos y especies.
Por encima del rastro, la distingo. Su mérito va por evitar la muerte de mi sensible atención al estar un pupitre, también por darle sentido a estar en la universidad, donde te inspiran a crecer y lo más importante: por compartir una dosis exacta de "eso" que me hace recordarla.
Su poder moral, que no permitía darse por vencidos y en un "pichón" de periodista el caso es muy común. Ella supo como dibujar un boceto de nuestra "misión" en la sociedad y a la vez hacer polvo a la rebeldía, sumada con la flojera de aquellos días.
Aunque ahora, me cubra con mis manos el rostro apenado por tantos desastres presentados, dichos o explicados, sé que es parte del proceso de sembrar conocimientos y ellos florecerán con el tiempo.
Es en este momento cuando recuerdo escuchar su discurso, me doy cuenta de lo aprendido, al menos algo de todo aquello. Siento la pequeña evolución de mi mundito, que sigue girando sin odiar la sopa.
Y ahora, entre toda esta admiración, admito que no es la única con su poder. Sin embargo su nombre está tatuado con una letra gruesa en mi libro de "Grandes". Escribir con ella como musa es una osadía y pensar en que lo lea un abuso. Aún así quiero dejar este instante para el recuerdo ese, perfecto e impecable, de reconocer el aprendizaje cuando dice ¡presente! en el largo tedioso e impredecible camino de la sapiencia.
Reconocer su huella me hace tan feliz, casi como un bebé cuando obtiene su tetero luego de tanto llorar. Es el resultado de tantas preguntas, de cómo estar seguro de algo y es ella...lo sé.
P.D: Te doy gracias por ayudarme a seguir su rastro xD