La Triste Realidad (cuento I)

    Bienvenidos a EL MUNDO yo soy La Triste Realidad. Puede pasar gustosamente y tomar asiento ¡No! Su Lugar está un poco más atrás. 

     Siga caminando y le muestro. Tampoco. Esa mesa mesa tiene más suculencias de las que ud va consumir en todo un año. Pase por aquí, aún nos falta camino. Lamento decirle que se ha vuelto a equivocar de sitio. 

     Ud. tiene mesa reservada sí, pero luce un poco más vacía que todas las anteriores. Permítame y se la ubico ¡Oh criatura de Dios! No insista, esa jamás podría ser su silla. 

    Su lugar es este. Sírvase lo que pueda. Al fin y al cabo probablemente no alcance para todos. 



MORALEJA DE LA HISTORIA: El único "nunca" válido en la vida es el que empieza la frase "nunca le permitas a La Triste Realidad decirte cuál será tu lugar en El Mundo"


De ti depende



Déjame besar la comisura de tu boca,
atar mis labios a tu cuello.

Permíteme poner mis huellas en tu pecho,
entrelazar mis dedos en tu cadera.

Perder la razón entre tus piernas,
escabullirme bajo tus pies.

Y ahí, donde pueda sentir el peso de tu vida,
darle paso a los caprichos y hacer que te tatúes a la mía.